La adaptación de sistemas existentes con el fin de utilizarlos de una forma cómoda y práctica es lo que suele incentivar el desarrollo de nuevas tecnologías que cumplan con los requisitos que impulsaron estas ideas. Claro, esto no siempre debe esperar demasiado, pues vivimos en época en el que ya no se diseñan nuevos productos con un solo fin.

El valor de algunos instrumentos se mide en base a lo multifuncional y efectivo que sea su uso, un ejemplo de esto son los ascensores que muchos edificios, constructoras e incluso almacenes están utilizando: los montacargas.

Estas plataformas guiadas por rieles suelen asociarse a un vehículo al que van acoplados y que permita su movilidad, pero no se limita solo a esta función. Ya que pueden utilizarse con una gran diversidad de objetos, de diferentes pesos, medidas y altura han sido por un tiempo una solución eficaz para quienes desean un ascensor.

¿Cómo surge la idea?

Durante años los montacargas funcionaron solo en depósitos en los que se necesitaba ubicar mercancía en áreas elevadas y retirarlas de ellas, pero luego se pasó a emplearlos en la rehabilitación de fachadas, construcciones y sitios con poco espacio en el que se requería la capacidad de desplazar materiales solo de forma ascendente o descendente.

Removamos el vehículo que debe realizar la función de desplazamiento, insertemos el riel en una pared, añada luego el sistema y la plataforma y listo, un ascensor practico que requiere poco espacio surge. Solo resta agregar entradas para la estructura, definir si será ubicado en el área interior o exterior y tendrá una plataforma que puede ser utilizada por personas o para materiales.

Lo mejor es que la inversión no es tan alta como con ascensores comunes, no requieren tanto espacio ni siquiera para la maquinaria y solo requieren supervisión periódica. Verdaderamente es una idea común pero diferente y práctica.

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