Un total de cuatro comunidades de vecinos han solicitado licencia para la ocupación de espacios públicos con el objetivo de colocar un ascensor desde que el pasado mes de julio se aprobara la modificación de la ordenanza reguladora, aún hoy pendiente de entrar en vigor. La original data del año 2012, en el marco del programa de eliminación de barreras arquitectónicas.

La nueva modificación recoge circunstancias hasta hoy no contempladas, como modificar aceras, ocupar plazas de aparcamiento y alterar las alineaciones de los edificios.

Además, reduce de 99 a 75 años el período por el que se otorga la cesión, para adaptarse a la Ley de Patrimonio de Administraciones Públicas. Actualmente, indica que la cesión cesará inmediatamente cuando el edificio sea sustituido o bien, desaparezca el interés público acreditado en el expediente de la resolución.

Tres de las nuevas solicitudes conllevarían acometer las actuaciones que se recogen en la aprobación y tres de ellas se han presentado por comunidades de propietarios de Versalles, concretamente de las calles Pelayo, Fruela, y Clara Campoamor, trasera a Covadonga, de titularidad privada y uso público. La última comunidad pertenece a un edificio de San José Artesano y afecta a una pequeña parte del suelo público, sin necesidad de alterar la fisionomía de la acera. Ningún expediente podrá ser resuelto hasta que entre en vigor la modificación de la ordenanza reguladora.

Un gran parte de los edificios que ya cuentan con un ascensor exterior en la ordenanza del año 2012 están en Versalles. Su diseño no reserva un espacio para uno, por lo que constituye un problema importante. Uno de ellos es el que se encuentra en la calle Managua 2, cinco plantas y once viviendas. Uno de sus vecinos afirma que facilita mucho la vida diaria sobre todo la de las personas mayores. Se instaló hace un par de años y sus vecinos hacen uso de él casi a diario.

En cuanto a su inversión, se distribuye entre los propietarios de manera proporcional a la cuota de participación correspondiente en función de los metros cuadrados de su hogar. Los precios varían en base a su el edificio cuenta o no con un hueco susceptible para instalarse, si puede habilitarse o bien, si necesariamente ha de ser exterior.

En caso de carecer de hueco interior, se puede intentar abrirlo, aunque en la mayoría de casos requiera eliminar el antiguo tiro de escaleras, abrir un hueco en el vestíbulo y construir un cajón que alargue las existentes para facilitar el acceso al ascensor. Otra de las opciones sugeridas es que cada uno de los vecinos cedan metros de sus viviendas para poder crear el hueco y, además, la zona comunitaria.

En caso de que no exista hueco ni manera de crearlo, la alternativa que hay es colocar un ascensor exterior, adosado a la fachada, que precisa abrir un hueco en cada una de las plantas para posibilitar el acceso al interior.

En los ascensores exteriores, las opciones son variadas, desde construir una chimenea o columna rectangular integrada en una de sus fachadas y convertirlo en poco menos un ascensor de interior.

Recientes estudios, han destacado que cerca de la mitad de los edificios que se encuentran en este barrio, no cuenta con un ascensor y eso evita que muchas personas salgan a sus calles debido al miedo a bajar y subir las escaleras.

Sin duda, unas barreras arquitectónicas que conviene combatir para poder hacer la vida mucho más fácil a los vecinos de este barrio y que puedan disfrutar del día a día sin que el miedo a salir a la calle se apodere de ellos.

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